De repente heredamos una deuda por la malísima infraestructura económica-social estructural existente. ¿Quiénes pagan las consecuencias? No son los gobiernos ni las instituciones, sino las personas individuales. Bien, no paguemos, ¿qué hacemos con el miedo a que no nos renueven los contratos? Si tenemos que irnos, ¿podremos pagar la mudanza? ¿Nos hemos acostumbrado a trabajar para pagar el alquiler? Lo injusto es que nos está cayendo encima una angustia que no nos debería pertenecer. El miedo nos tiene paralizados sin dejarnos ejercer nuestras convicciones. No puede ser que al mes y días de estar sin trabajar una familia entre en caos porque no puede pagar un alquiler. ¿En un mes de no trabajar ya no se puede pagar un alquiler? deberíamos revisarlo, tal vez los alquileres son inasumibles. Reflexionemos.
Sylvia Sleigh (1916-2010) retrató en sus pinturas a varones desnudos y vestidos, solos o en grupo, comenzando con esta práctica ya en sus años de formación en la Brighton School de Sussex, cuando protestaba por la negativa al acceso de las estudiantes a sesiones de posado de anatomía con modelos varones . Trabajando en casa -autorretrato- (1969) Sylvia representó a sus varones con actitudes pasivas y relajadas , en retratos frontales luciendo jóvenes, sensuales, dóciles y disponibles. Jugando con las características de género y, en algunas de sus obras, traspasando conceptos sexuales instalados. En el año 1973 la pintora realista, una vez más, convirtió cuerpos en objetos, como en el Baño turco de Ingres. Pero ahora con cuerpos masculinos. Al dar vuelta el concepto, el mensaje se vuelve diferente rompiendo la tradición donde la mujer pasa de ser objeto pasivo representado a sujeto y destinatario de lo mostrado en su pintura. El baño turco, óleo (1973) Los penes generaron un escándal