La arquitectura y arte de Babilonia alcanzaron un desarrollo majestuoso en su época y fueron incluidos en la Biblia. Vamos a ver cuanto hay de realidad o mito en sus obras que recién pudieron desarrollarse una vez que se liberaron de la dominación de los asirios, que los mantenían sometidos a desde 1360 a.C. a cambio de darles algunos privilegios.
En 627 a.C después de la muerte de
Ashurbanipal, el último gran rey de Asiria, su Imperio comenzó a desintegrarse, dividido por conflictos internos. Esto dio lugar al
Imperio Neobabilónico, luego de que Babilonia se aliara con pueblos vecinos de
Asiria y saquearan la ciudad de Nínive en 612 a.C. En este período se produjo una mejora general en la vida económica, la producción agrícola, de las artes, ciencias y un gran desarrollo de la arquitectura hasta cerca de 540 a.C. La tecnología y ciencia que desarrollaron llegó hasta nuestros días, como la trigonometría y el ladrillo cocido.
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Los ladrillos que legaron hasta nosotros llevan la inscripción del nombre del rey |
Los reyes de Babilonia mantuvieron independencia política y eligieron revivir la antigua cultura babilónica en vez de continuar con la cultura asiria. Monarcas como
Nabopolasar y
Nabucodonosor II ordenaron que se reconstruyeran templos, restauren fortificaciones y se levanten nuevos palacios
al estilo antiguo. Si comparamos la rusticidad de los asirios y la vitalidad de la
cultura sumeria, la época neobabilónica fue suave y elegante. La arquitectura se embellecía ahora con
ornamentos lujosos y relieves de animales sagrados hechos de ladrillos esmaltados. La ciudadela real fue ampliada y dentro de ella se construyeron un palacio nuevo y una avenida procesional.
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Reconstrucción digital de avenida procesional de Babilonia |
Babilonia estaba rodeada ahora por un nuevo sistema de muros gruesos defensivos de más de dieciocho kilómetros de circunferencia, coronados por torres espaciadas a unos 52 metros una de otra. Pero lo que llamaba la atención era la vía que corría a lo largo de la cima de ese muro, era tan ancha que un carro tirado por cuatro caballos podía circular por ella dejando pasar a la vez un vehículo similar en sentido opuesto.
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Reconstrucción de la muralla de Babilonia |
Para permitir el
acceso a la ciudad, los muros estaban perforados en ocho puntos, cada una de esas entradas estaba dedicada a sus dioses principales: la más conocida de ellas, la
Puerta de Ishtar, estaba en el lado norte de la ciudad, donde había mucho tráfico. Reconstruida en el
Museo de Pérgamo, en Berlín
. Podemos ver figuras elegantes de toros y dragones coloridos hechos en bajo relieve en los azulejos que parecen flotar en un fondo azul. Enmarcados por detalles abstractos que le suman refinamiento. Otra reconstrucción de la puerta se encuentra en la propia Babilonia —actual Irak—. En esta reconstrucción hecha por
Saddam Hussein también se recrearon otras partes de la antigua ciudad aunque sin respetar mucho la fidelidad arqueológica.
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Puerta de Ishtar Museo de Pérgamo, Berlín
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Reconstrucción de la Puerta de Ishtar en Irak
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La Puerta de Ishtar dominaba la avenida donde se hacían las procesiones que eran enmarcadas por templos y palacios. Esa avenida llevaba a la
Torre de Babel —el más famoso de todos los zigurats de la Mesopotamia antigua—
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Dibujo en piedra de la torre de Babel
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Basamento actual de la Torre de Babel
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Las calles de la ciudad corrían, unas, paralelas al río y las otras las atravesaban en angulo recto dibujando algo similar a un tablero de ajedrez. Con esta planificación consiguieron una ciudad urbanísticamente organizada que hasta contaba con espacios para cultivos.
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Trama urbana de Babilonia |
De los palacios construidos en Babilonia, el más importante era el de Nabucodonosor II. Era un laberinto de unos 270 por 180 metros, compuesto por pequeñas unidades que no coincidían en orientación con las calles de la ciudad. En estas unidades, agrupadas en torno a cinco patios, estaban las oficinas administrativas, el harén y los departamentos privados del rey, además se alojaba su servicio privado. A ellas se entraba a por unos pasillos angostos. Entre los restos del palacio se pudo identificar la sala del trono, un espacio de aproximadamente 50 por 17 metros, con las paredes largas del rectángulo más gruesas que las cortas por cuestiones estructurales ya que sostenían una bóveda. A la sala del trono se entraba por una puerta ubicada sobre uno de los lados largos. Su fachada también estaba decorada con ladrillos de adobe cubiertos por cerámica vidriada.
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Vista aérea actual del Palacio de Nabucodonosor II |
Los historiadores de esa época escribieron maravillas sobre el palacio pero sobre todo los más elogiados fueron sus Jardines Colgantes, cuya existencia todavía no fue separada de la leyenda. Si fueron reales, debieron haber sido un punto fácil de observar desde lejos ya que los jardines se elevaban sobre arcos de piedra unos 20 metros formando una isla verde aparentemente suspendida. Según el geógrafo griego Estrabón, los jardines se regaban por medio de una bomba que elevaba el agua desde el río Eufrates.
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Recreación desde la imaginación de los Jardines Colgantes de Babilonia |
La contribución literaria de la época fue la que sobrevivió a la arquitectura neobabilónica, ya que transmitió las ciencias mesopotámicas al mundo helenístico.
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